La noche desciende, y con ella, el esperado silencio que sugiere un sueño reparador. Pero para algunos, ese sueño sigue siendo elusivo, un codiciado tesoro que parece perpetuamente fuera de alcance. Si te identificas con esta lucha, te invitamos a seguir leyendo. Puede que una solución insospechada se encuentre en un lugar donde menos lo esperas: un componente de la planta de cannabis llamado cannabidiol, o CBD.
En este artículo, descorreremos el velo de misterio que rodea al CBD, un compuesto que ha generado titulares contradictorios y desatado intensos debates. ¿Es realmente la panacea que muchos proclaman, o simplemente otro espejismo en la interminable búsqueda del sueño reparador?
Para validar esta información, hablaremos de estudios científicos relacionados con el CBD, el sueño reparador y el insomnio.
Las fuentes de la información científica de este artículo las podemos encontrar aquí:
https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.06.03.23290932v1
Pero empecemos por el principio:
Qué es el CBD (cannabidiol)
El CBD, o cannabidiol, es uno de los más de cien compuestos químicos conocidos como cannabinoides (algunos de los más conocidos son: CBD (Cannabidiol), CBG (Cannabigerol), THC (Δ9–tetrahydrocannabinol), CBC (Cannabichromene), CBGV (Cannabigerivarin), THCV (Tetrahydrocannabivarin), CBDV (Cannabidivarin), CBCV (Cannabichromevarin)) que se encuentran en la planta de cannabis. Esta definición, aunque precisa, apenas roza la superficie de lo que realmente representa el CBD.
A diferencia del THC (tetrahidrocannabinol), su homólogo más conocido y el principal agente psicoactivo en el cannabis, el CBD no produce efectos psicoactivos. En otras palabras, no te «coloca» o te hace sentir «drogado». En cambio, el CBD ha ganado notoriedad por su potencial terapéutico en una variedad de condiciones de salud, incluyendo trastornos del sueño, lo que lo convierte en una opción cada vez más popular para aquellos que buscan soluciones naturales a sus problemas de salud.
Breve historia del uso del CBD
La historia del CBD es fascinante y revela mucho sobre nuestra relación pasada y presente con el cannabis. Si bien el CBD fue identificado y aislado por primera vez en 1940 por un químico estadounidense, Roger Adams, la planta de cannabis ha sido usada por las civilizaciones humanas durante miles de años.
La evidencia arqueológica sugiere que el cannabis se utilizaba en Asia hace unos 5,000 años, tanto en rituales sagrados como en la medicina. El emperador Shen Neng de la antigua China, por ejemplo, prescribió té de cannabis para tratar varias enfermedades, desde la malaria hasta la reumatitis.
Fue en la segunda mitad del siglo XX cuando comenzamos a entender realmente la ciencia detrás del cannabis y a identificar los distintos cannabinoides. Con el auge de la ciencia moderna y la tecnología, la investigación sobre el CBD y su potencial terapéutico ha ido en aumento. Sin embargo, el estigma asociado al cannabis ha retrasado estos avances, creando una especie de paradoja en la que nos encontramos con un compuesto cuyo uso se remonta a milenios pero cuya ciencia está todavía en sus primeras etapas.
Hoy en día, el CBD está empezando a liberarse de las cadenas de su historia complicada. A medida que avanzamos en el siglo XXI, la ciencia detrás del CBD continúa evolucionando, abriendo nuevas posibilidades para su uso en el campo de la salud y el bienestar, incluyendo su potencial para ayudar a quienes luchan contra los trastornos del sueño.
¿Cómo funciona el CBD relacionado con el sueño?
Para entender cómo el CBD puede influir en nuestros patrones de sueño, es vital tener un conocimiento sólido del sistema endocannabinoide, y cómo el CBD interactúa con este sistema.
Nuestro cuerpo alberga un sistema complejo llamado sistema endocannabinoide (SEC), que juega un papel integral en la regulación de una serie de funciones corporales, incluyendo el sueño. Este sistema se compone de una red de receptores de cannabinoides, principalmente CB1 y CB2, que están presentes en todo nuestro organismo, y los endocannabinoides, que son moléculas similares a los cannabinoides producidos por nuestro propio cuerpo.
Los endocannabinoides se unen a estos receptores para transmitir señales al cuerpo, ayudando a mantener un estado de equilibrio o homeostasis. Este equilibrio abarca una serie de funciones, entre las que se incluye la regulación de los ritmos circadianos, los ciclos de sueño y vigilia de 24 horas que nos ayudan a dormir por la noche y a permanecer despiertos durante el día.
El CBD interactúa de manera única con el sistema endocannabinoide. A diferencia de otros cannabinoides, como el THC, que se une directamente a los receptores CB1 y CB2, el CBD tiene una interacción más indirecta con estos receptores. Aunque los detalles de esta interacción aún se están investigando, se sabe que el CBD puede aumentar los niveles de endocannabinoides en el cuerpo, como la anandamida, inhibiendo su descomposición y absorción.
Esto es relevante para el sueño porque se ha descubierto que la anandamida tiene una influencia directa en la generación de sentimientos de felicidad y bienestar, además de jugar un papel en la regulación del ciclo sueño-vigilia. Al aumentar los niveles de anandamida en el cuerpo, el CBD puede ayudar a regular el ciclo sueño-vigilia, potencialmente mejorando la calidad del sueño.
Además, el CBD puede interactuar con otros receptores en el cerebro que se sabe que desempeñan un papel en el sueño, como los receptores de serotonina. Unos niveles bajos de serotonina se han relacionado con el insomnio y los trastornos del sueño, y se ha descubierto que el CBD tiene un efecto en los mismos receptores que los antidepresivos SSRIs, lo que sugiere que el CBD puede tener un impacto directo en la mejora de los patrones de sueño.
CBD y sueño reparador
Aunque todavía se necesita más investigación, varios estudios sugieren que el CBD puede tener un impacto positivo en el sueño. No vamos a aburrirte con datos científicos, pero si estás interesado en ellos, en este artículo “Beneficios del CBD (Cannabidiol): Evidencia Científica” hablamos de la parte científica en la interacción del CBD con el cerebro y sus efectos en el sueño, y encontrarás enlaces hacia los estudios científicos que avalan estas teorías.
El CBD podría mejorar el sueño a través de varios mecanismos. En primer lugar, se ha demostrado que el CBD interactúa con los receptores en el cerebro que regulan el ciclo sueño-vigilia, como hemos discutido en la sección anterior.
Además, el CBD puede ayudar a mejorar la calidad del sueño al abordar algunas de las causas subyacentes de la mala calidad del sueño, como el dolor crónico y la ansiedad. Por ejemplo, algunos estudios han sugerido que el CBD puede tener propiedades ansiolíticas y analgésicas, lo que puede resultar en una mejor calidad del sueño.
Por último, a través de su interacción con el sistema endocannabinoide, el CBD puede influir en el equilibrio interno del cuerpo o la homeostasis, lo que puede conducir a una mejora en los patrones de sueño.
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Formas de uso del CBD para dormir
Existen varias formas en las que puedes incorporar el CBD a tu rutina nocturna para mejorar la calidad del sueño. Es importante tener en cuenta que la elección de la forma de uso del CBD puede depender de una variedad de factores, como la conveniencia personal, la rapidez de los efectos deseados y la biodisponibilidad del CBD. A continuación, analizaremos tres de las formas más populares: los aceites de CBD, las cápsulas de CBD y los vapes de CBD.
Aceites de CBD
Los aceites de CBD son una de las formas más comunes y versátiles de administrar CBD. Se producen mezclando extracto de CBD con un aceite portador, como el aceite de coco. Puedes administrar aceite de CBD directamente debajo de la lengua, lo que permite que se absorba rápidamente en el torrente sanguíneo a través de las membranas mucosas. Esta forma de administración tiene una rápida aparición de efectos, generalmente en unos 15 a 30 minutos, lo que lo hace adecuado para aquellos que buscan alivio inmediato para ayudar a conciliar el sueño.
Cápsulas de CBD
Las cápsulas de CBD son otra opción popular para aquellos que buscan una forma de administración fácil y discreta. Al igual que con cualquier otra cápsula, simplemente la administrarías con agua. Sin embargo, debido a que las cápsulas deben pasar a través del sistema digestivo antes de que el CBD pueda ser absorbido en el torrente sanguíneo, los efectos pueden tardar más en aparecer, generalmente entre 1 y 2 horas. Esto puede ser ideal para aquellos que buscan efectos de CBD durante toda la noche.
Vapes de CBD
Los vapes de CBD o los cigarrillos electrónicos son otra forma de administrar el CBD. Los dispositivos de vapeo calientan una solución de CBD hasta que se evapora, y luego se inhala el vapor. La inhalación proporciona la vía de administración más rápida para el CBD, con efectos que a menudo se sienten en cuestión de minutos. Sin embargo, la inhalación de cualquier producto puede tener riesgos potenciales para la salud pulmonar, por lo que es importante hablar con un profesional de la salud antes de probar los vapes de CBD.
Es fundamental recordar que la elección del método de administración de CBD puede variar según las necesidades y preferencias individuales. Siempre es importante comenzar con una dosis baja de CBD y aumentar gradualmente hasta que encuentres la dosis que funciona mejor para ti. Además, antes de comenzar a usar el CBD, debes consultar a un profesional de la salud para evaluar cualquier posible interacción o efecto secundario con otros medicamentos que puedas estar tomando.